H. J. Gutiérrez ante A. V. Casasola, Modus Operandi.


Publicado por Arturo Guevara Escobar en

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¿Porqué sí Agustín V. Casasola y Heliodoro J. Gutiérrez llevaron una vida laboral en gran medida similar, uno llega a la fama y el otro es prácticamente olvidado?

En parte se debe al lo que se llama suerte ó destino y otra a su Modus Operandi.

Cuando entreviste al Arquitecto Gabriel Gutiérrez Rodríguez (Expresidente del Colegio de Arquitectos de la Ciudad de México y de la Sociedad de Arquitectos Mexicanos), nieto de Heliodoro J. Gutiérrez y a la vez hijo del también fotógrafo Luís Gutiérrez Vélez, pregunte por el destino del archivo fotográfico de su padre…

El Arquitecto Gutiérrez por algún tiempo colaboró con su padre y se encargó de cerrar su Estudio Fotográfico a su muerte. Y me dejo impactado la respuesta que luego me ayudo a entender algo del destino del archivo de H. J. Gutiérrez: lo destruyeron.

Me parecía un crimen en todos los sentidos, y pensaba en la irremediable perdida de todo el material creado por el fotógrafo Luís Gutiérrez.

Luís Gutiérrez V. mantuvo un exclusivo Estudio Fotográfico en la calle de Niza en la ciudad de México, de finales de los 60’s hasta principios de los 80’s. En cierta forma trataba de recrear los pasos de su padre, se especializó en el retrato, la fotografía de novias y los eventos sociales de la alta sociedad y la farándula; mantuvo una buena influencia dentro de las organizaciones sindicales que le toco vivir y estaba agremiado como foto reportero.

Aun con la inclinación para actuar públicamente como foto reportero, su trabajo estaba marcado por tres principios en sentido contrario, la privacidad:

Exclusividad
Calidad
Confidencialidad

Esto último fue la razón para destruir su archivo; confidencialidad, qué retrató, dónde y cuándo, solo los interesados lo saben.

Regresemos con Heliodoro J. Gutiérrez; él trabajo también con esas reglas, y el punto exclusividad podría tener un significado muy diferente entre él y Casasola.

Para A. V. Casasola, exclusividad significaba tener la primicia sobre un evento y el uso exclusivo del material fotográfico.

Para H. J. Gutiérrez, significaba lo exclusivo de su clientela. Esto igual era válido para la clase política, económica, ó la revolucionaria. Un posible cliente se acercaba a él por sentirse ó ser exclusivo, ó se le buscaba por la misma razón.

Agustín V. Casasola se le ha llamado el fotógrafo personal de Don Porfirio Díaz, por cubrir lo que hoy llamamos, la fuente presidencial, su exclusividad radicaba en tener acceso a los eventos públicos de la presidencia.


Presidente de la República Mexicana, Porfirio Díaz Mori, 1910, autor: Heliodoro J. Gutiérrez. La fotografía se conservo pegada al reverso de otra.

Heliodoro J. Gutiérrez era de los pocos con acceso a la vida pública y la privada de los personajes exclusivos; realizo Estudios Fotográficos para el señor Presidente de la República Don Porfirio Díaz Mori. La calidad de H. J. Gutiérrez como fotógrafo presidencial, trascendía al evento público y su inclinación política, de igual forma atendió a Don Porfirio Díaz, a Francisco I. Madero, que a Venustiano Carranza, pero no a Victoriano Huerta… exclusividad, calidad, confidencialidad. Cosa que sí hizo Casasola. Inclusive Aurelio Escobar trabajaría repetidas veces con la familia Lascuráin.



Izquierda arriba: Presidente provisional de la República Mexicana, Francisco León de la Barra, 1911, autor: Aurelio Escobar C.

Derecha arriba: Presidente de la República Mexicana, Francisco I. Madero, 1911, autor: Heliodoro J. Gutiérrez.

Izquierda abajo: Presidente de la República Mexicana, Venustiano Carranza, 1917 ca., autor: Heliodoro J. Gutiérrez.


Derecha abajo: Presidente de la República Mexicana, Álvaro Obregón, 1920, autor: Heliodoro J. Gutiérrez.

La calidad, confidencialidad y clientela la seguiría manejando con la ausencia de H. J. Gutiérrez, Aurelio Escobar C., realizando Estudios Fotográficos a los Presidentes de México, y a los que quisieron serlo, en lo privado y público hasta su muerte en 1964.

A la muerte de don Aurelio existía un apartado en su archivo referente a los retratos de la presidencia, con probabilidad ahí se encontraba material desde la época de H. J. Gutiérrez, pero al poco tiempo desapareció. Solo algunos ejemplos subsisten de manera fortuita y desconocemos el contenido del conjunto.


Izquierda: Presidente de la República Mexicana, Plutarco Elías Calles, 1924, autor: Aurelio Escobar C.
Derecha: Presidente de la República Mexicana, Lázaro Cárdenas del Río, 1934, autor: Aurelio Escobar C.

Mientras A. V. Casasola desarrolló un instinto de coleccionista por razones prácticas del negocio, incrementando su archivo personal con material de muchos orígenes; su contrincante H. J. Gutiérrez y A. C. Escobar, sufrirían de robos, descuido, incendios, terremotos, y de la confidencialidad. En muchos casos los negativos nunca fueron propiedad de los fotógrafos y pasaron a manos de los clientes.



Arriba: Presidente de la República Mexicana, Manuel Ávila Camacho, 1940-1946, platicando con Aurelio Escobar C., autor: Miguel Flores.

Abajo: Presidente de la República Mexicana, Miguel Alemán Valdés, 1946-1952, platicando con Aurelio Escobar C.

Agustín V. Casasola mantiene un bajo perfil durante el conflicto revolucionario, de forma de poder trabajar modestamente y al final salir fortalecido económicamente y con un negocio bien establecido. En cambio la confidencialidad en vez de dar inmunidad era un problema de seguridad, Aurelio Escobar C., sale exiliado de México en marzo de 1913 y regresa después de la derrota de Huerta, nuevamente abandona el país en 1918 para regresar en el 22. Heliodoro J. Gutiérrez sufre las consecuencias de la arremetida de Obregón contra la prensa y fotógrafos capitalinos y sale exiliado de México a mediados de 1915, regresa hasta 1917. Para 1918, cinco de los seis fotógrafos al servicio de H. J. Gutiérrez están trabajando en Columbia, South Carolina. A consecuencia de todo ello H. J. Gutiérrez pierde su capacidad económica de lo cual no se recuperara nunca.

Para Aurelio Escobar C., la exclusividad tiene su propio sentido, frente a su lente posaron los personajes más poderosos de México, y los más humildes, los iconos de la Revolución Mexicana y los anónimos soldados, hombres y mujeres de todas las edades, profesiones y condiciones sociales. No todo es lamentarse por fortuna en el Archivo General de la Nación (México) se conserva la colección de negativos formato panorámico más grande del mundo dedicada a un solo creador, con cerca de 5 mil negativos, en ellos reconocemos los rostros de miles y miles de mexicanos.

Mientras que para H. J. Gutiérrez y A. Escobar el mundo privado y la confidencialidad son primordiales, para A. V. Casasola y sus descendientes lo es al contrario, la publicidad.