Archive for noviembre 2008

4. El hermano gemelo, el Estudio Marst.


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La creación del estudio fotográfico The Chicago Photo Studio, H. J. Gutiérrez cumplía con la necesidad e interés de atender a la clase pudiente de la sociedad porfiriana, Heliodoro Juan Gutiérrez Escobar se publicita como un especialista del retrato, de las novias e infantes.




A pesar de ello desarrolla una amplia gama de productos fotográficos, desde el duplicado fotográfico de documentos, fotografías publicitarias, registros históricos y notariales, eventos sociales, hasta la venta de marcos y lunas biseladas, la restauración de fotografías y la venta de dibujos y tarjetas postales. Ello trae como consecuencia la depreciación de su concepto de exclusividad y el surgimiento de otro establecimiento fotográfico que sí lo sea.

Para 1909 Heliodoro J. Gutiérrez se presente de una forma más ostensible ante su público, The Chicago Photo Studio, H. J. Gutiérrez cambia su publicidad a Fotografía H. J. Gutiérrez, The Chicago Photo Studio. Dos años después en plena efervescencia revolucionaria nace el hermano gemelo: El estudio fotográfico Marst.

En un principio los dos estudios comparten la misma dirección: Nuevo México nº 30; mientras se le encuentra un local adecuado al nuevo hermano. Se tratará del último piso del recién terminado edifico Gore, en la esquina de Nuevo México y San Juan de Letrán. Primera de Nuevo México nº 6, su domicilio desde 1912 hasta 1922. Con sus 7 pisos y elevador era lo más moderno en arquitectura, y con una vista inmejorable de la Ciudad de México.

A pesar de la predilección de H. J. Gutiérrez por las novias e infantes, por la Fotografía Marst, desfilará la elite política del México Maderista.


Licenciado Miguel Díaz Lombardo, nombrado ministro de México en Francia el 12 de marzo de 1912, sus cartas credenciales las entrego en Francia el 30 de mayo de ese año; por lo que la fotografía puede ser fechada entre ambas. Se lee en ella Es prop. “Marst”. El archivo Casasola conserva la toma Nº 3, y aquí presentamos la Nº 5.
Gustavo Casasola la publicó en Historia Grafica de la Revolución Mexicana, tomo 2, p. 467, Trillas 1973.



En el libro de Enrique Krauze: Místico de la libertad Francisco I. Madero, Biografía del poder/2, FCE; se publicó otra fotografía con la marca “Marst” del Licenciado José María Pino Suárez, toma Nº 2; la toma Nº3 existe en el SINAFO con número de inventario 6248.



Más recientemente en la revista Relatos e Historias en México, número 6, febrero del 2009, p. 47; aparece una fotografía Marst de Gustavo Madero.

Actualizado el 8 de febrero del 2009

3. El Estudio Fotográfico H. J. Gutiérrez, un negocio Familiar.


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El estudio fotográfico H. J. Gutiérrez como es conocida popularmente se conformo inicialmente con la participación de Heliodoro Juan Gutiérrez Escobar como dueño y fotógrafo responsable y su tío Aurelio Escobar Castellanos como ayudante.

Heliodoro J. Gutiérrez después de haber ejercido la profesión fotográfica en San Francisco California durante 6 años, se avecinda en la Ciudad de México. Será entre 1906 y 1908 cuando funda su estudio fotográfico: The Chicago Photo Studio, Foto H. J. Gutiérrez, adquiriendo para ello una franquicia de The Chicago Photo Studio.

Desde el año de 1906 ya se ayudaba con la participación de su tío Aurelio Escobar C. con quien compartirá responsabilidades durante muchos años. En un principio el estudio fotográfico se localiza en el número 204 de la calle de Nuevo México, para 1909 se muda sobre la misma calle al edificio marcado como nº 30, inmueble especialmete modificado para ello.




Poco a poco se incrementara la participación de más familiares Escobar dentro del negocio fotográfico, en 1911 Heliodoro Juan Gutiérrez da crédito en su papelería a los tres hermanos Escobar como fotógrafos: Aurelio Escobar Castellanos, Enrique Escobar Castellanos e Ignacio Escobar Hernández.

En 1913 encontramos información de más miembros de la familia agregándose a la empresa: las hermanas Isabel y Domitila Escobar Castellanos; realizarían trabajos dentro del laboratorio, rotulando negativos, retocándolos, iluminando fotografías, etc. A finales de la década un sobrino de Heliodoro, Salvador Vélez de la Torre entra como ayudante de laboratorio.

La participación de la esposa de Heliodoro Gutiérrez; María Luisa Vélez López también se ira haciendo más notoria dentro de la administración y como representante legal.

Al momento de su máximo desarrollo la H. J. Gutiérrez contará en su personal con: comisionistas, ayudantes, mensajeros y agentes viajeros, a demás de los mencionados se conoce la presencia de los fotógrafos Salvador Vallin, Salvador Gómez Fagy, y Emilio Pérez Figueroa entre 1913 y 1918, y de otro fotógrafo del cual solo conocemos su nombre de pila: Eusebio.

Para generar la imagen se uso un documento membretado original, al cual digitalmente se le elimino el texto, usando la tipografía y color más parecido al original. Haz click en ella para ampliar.


Actualizado 4 de enero 2009

2. El origen de la Tarjeta Postal en México.


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Durante el gobierno del Presidente Ignacio Comonfort, se decretó el 21 de febrero de 1856, la impresión de las primeras estampillas postales en México, mostrando la efigie de Don Miguel Hidalgo y Costilla, mismas que se pusieron en circulación el primero de agosto de ese mismo año.

México se adhiere a la Unión Postal Universal en 1879, cuatro años después de su fundación como General Postal Union. Durante la convención de París, el entonces embajador de México ante Alemania Gabino Barreda, firma el convenio de criterios postales universales. Siendo legalizado este hecho hasta abril de 1879.

El primero de enero de 1884 inicia una nueva era. Comienza a regir el primer Código Postal Mexicano promulgado el 18 de abril de 1883. El antiguo sistema postal se suprime radicalmente y se constituye en un servicio público, administrado y sostenido por el Estado. Un año antes la primera postal no ilustrada (Entero Postal) se produce en México.

En estos primeros años los Enteros Postales son producidos por el Gobierno, siendo hasta 1897 cuando la administración del General Porfirio Díaz establece un contrato con la casa impresora Ruhland & Ahlschier para producir tarjetas postales ilustradas.

Arriba Entero Postal Mexicano 1898. Abajo las dos caras de una Tarjeta Postal producida por Ruhland & Ahlschier 1898.


El gusto y demanda que fueron generando las Tarjetas Postales, un mercado de millones, implicaba la participación de un mayor número de productores, tanto de grandes compañías con padrinazgo oficial, como la “Sonora News Co.”, que logro la concesión para vender impresos en las estaciones de ferrocarril, de impresores Europeos por iniciativa propia o llamados por terceros, o de pequeños empresarios independientes radicados en México.

Poco a poco sobresaldrían nombres como: J. Granat, Latapi y Bert, J.G. Hatton, J.C.S., F.M., y H.S.B.; abriéndose el escenario a una veintena de empresas hacia principios del siglo XX, en 1910 las Tarjetas Postales circulando en México con temáticas mexicanas provenían de más de 150 fabricantes diferentes.

Postales pre reforma de 1906 Izquierda: Iturbide Curio Store. Mexico; 1904. Derecha: A. Briquet fot, Mexico; 1903.


México sigue los cambios de la modernidad, adoptando en 1906 las disposiciones de la Unión Postal Universal para las Tarjetas Postales con su parte posterior dividida en dos, dando espacio al texto y a los datos del destinatario.

Con la estabilidad del gobierno de Porfirio Díaz, la industria turística tendría un despegue, acarreando una intensa actividad económica en todos los sentidos. Mayormente compañías Norteamericanas se dedicarían a la impresión de guías y souvenirs de todo tipo, incluyendo las Tarjetas Postales.

Un grupo de fotógrafos norteamericanos como: Percy S. Cox, Winfield Scott y C.B. Waite, los dos últimos en un inicio contratados por la “Sonora News Co.”, proveerían de un gran volumen de imágenes a los impresores; para posteriormente comercializar ellos mismos su trabajo de forma independiente, por medio de Tarjetas Postales Fotográficas.

Si bien este material estaba dirigido al público extranjero, también circularon en cantidades dentro del territorio nacional. Siendo la industria de las tarjetas postales en su inicio un negocio dominado por extranjeros.

1. El origen de la Tarjeta Postal.


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Así empieza la historia: En 1865 el Consejero Postal del Reino de Prusia, Heinrich von Stephan en el Quinto Congreso Postal de su país, propuso la circulación de cartas oficiales sin sobre, en su informe indicaba la adopción de hojas postales, expedidas en talonario para mensajes no reservados. Como ocurre con frecuencia con las buenas ideas no tuvo mayor repercusión, y se le olvidó durante cuatro años...

Llegamos a 1869, el doctor Emmanuel Hermman, Catedrático de Economía en la Academia Militar de Wiener Neustadt en Austria, hacer circular como correspondencia privada trozos de papel, sin sobre, pero franqueados y publica el 2 de julio de 1869 en el diario austriaco Neve Freir Presse el artículo titulado: "Nuevo medio de correspondencia postal", logrando interesar al Director de Correos y Telégrafos de Viena, Barón Adolf Maly, que promovió una ordenanza real al respecto aprobada en octubre de ese mismo año.

Primera Tarjeta Postal 1869


Unos días después la Administración editó la primera Tarjeta Postal oficial bajo la forma de entero postal. Su forma era rectangular con unas dimensiones de 12,2 x 8,5 centímetros.

Los enteros Postales pueden ser definidos como diferentes tipos de papelería postal en los que el correo ha hecho imprimir un sello postal o valor franqueatorio, autorización de franquicia, etc., pudiendo también llevar dibujos y textos; por lo tanto pueden ser sobres, tarjetas simples, o plegables, etc.

La tarjeta obtuvo un gran éxito vendiéndose un millón y medio en un mes.Hay otros antecedentes en las Tarjetas Postales en su carácter de privadas.

La Tarjeta Postal privada se desarrollo en los Estados Unidos bajo el ingenio de John P. Charlton en Philadelphia el año de 1861, quien cedió posteriormente su patente a H. L. Lipman. Las tarjetas estaban adornadas con un pequeño borde y la etiqueta “Lipman’s Post Card, Patent Applied For”. Ellas se encontraron en el mercado hasta 1873 cuando el gobierno de los Estados Unidos emitió sus primeras Tarjetas Postales oficiales (Enteros postales).

Tarjeta Postal privada, Lipman 1861.


Alrededor de 1870 empiezan a aparecer las Tarjetas Postales privadas en Europa y otras partes con ilustraciones impresas. Aunque muchas de las primeras Tarjetas Postales ilustradas partían de dibujos, un número de ellas usaron imágenes tomadas de fotografías.

Por ejemplo en 1894 Walter Gardiner, fotógrafo de Worthig, Sussex, diseño tarjetas pictoralistas, incorporando vistas de la playa de Worthing. Las imágenes fotográficas empleadas en las Tarjetas Postales en la década de 1890 no eran de hecho fotografías, sino fotografías reproducidas usando diferentes procesos de impresión: litografía, fotogravure, medio tono, calotipo, etc. A partir del año 1905 se popularizó la impresión de las Tarjetas Postales Fotográficas, aunque siendo una minoría en su tiraje a comparación de los otros tipos de impresión.

Durante el periodo de 1900 a 1914 se desarrolla la llamada "Edad de Oro" de la Tarjeta Postal, que coincide con la adopción de una importante modificación en las mismas.

Hasta este periodo, la normativa de los Correos en muchos países obligaba a los usuarios a escribir sus mensajes en el frente de la postal, muchas veces sobre la ilustración, reservando el anverso para el nombre, dirección del destinatario y los timbres. En Gran Bretaña, para dedicar más espacio al mensaje se propone dividir mediante una línea el anverso de la postal en dos partes, reservándose el lado izquierdo para la escritura y el derecho para la dirección. De esta manera, la ilustración de la postal no se dañaba, apreciándose mejor al ocupar todo el espacio. Esta medida es recogida en 1905 por la Unión Postal Universal y generalizada poco a poco en todos los países.

Durante este periodo, la postal vive años de prosperidad, convirtiéndose en el medio de comunicación más popular vendiéndose millones de ellas. Las ediciones de postales son de lo más variadas: vistas de monumentos y paisajes, vida cotidiana, trajes regionales, desnudos, fauna, flora, armas, mecánica, felicitaciones, deportes, aviación, automoción, realeza, tauromaquia, etc. Cada día hay más coleccionistas, clubes y asociaciones cartófilas, revistas y exposiciones. También influye en ello, la aportación de los grandes artistas de la época (pintores, ilustradores, dibujantes, fotógrafos), y por motivos más comerciales, el auge del turismo, la publicidad y el apoyo de la industria impresora, y el desarrollo ideológico de las políticas nacionales.

Las Tarjetas Postales privadas dominaran el mercado de manera contundente sobre las oficiales, por su atractiva apariencia, amplia distribución e infinidad de diseños.

"Domingo 9."


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El domingo 9 de febrero de 1913 despertó la ciudad sobresaltada. Las personas que se levantan con el alba notaron extraña agitación en las calles. Gentes que corrían apresuradas. Corrillos en que se hablaba acaloradamente. Las tiendas y los estanquillos, los pequeños establecimientos que a esa temprana hora parecen hormigueros humanos, se hallaban cerrados y en las esquinas no se veía un solo gendarme. No tardó en correr por toda la ciudad con rapidez de relámpago una noticia tan estupenda como inesperada: ¡La guarnición so había sublevado contra el Presidente Madero!

Ese amanecer un escuadrón de la Escuela Militar de Aspirantes en Tlalpan toma rumbo a Palacio Nacional. Al otro extremo de la ciudad, en Tacubaya otro grupo de sublevados recorre la cárcel de Santiago Tlaltelolco y de Lecumberri, para liberar a los generales Bernardo Reyes y Félix Díaz.


Cerca de las nueve avanzó por el rumbo de Seminario un inmenso grupo de aspirantes. Marchaban de cuatro en fondo y rodeábalo una multitud que gritaban estentóreos vivas a los Generales Reyes y Félix Díaz al llegar a Palacio, parte de ellos, con el Sr. Gral. Reyes a la cabeza fue a situarse en el costado donde están las oficinas de la Secretaría de Guerra, y parte continuó la marcha.

Frente al edificio se hallaba, en línea desplegada, una sección del 20º batallón, y como a quince metros los soldados del 1er. Regimiento. La fila de este rebasaba unos ocho o diez pasos al Norte de la puerta central, guardada por dos ametralladoras. Los aspirantes notaron en este aparato de fuerza, algo anormal, pero no pudiendo imaginarse un cambio tan brusco en la actitud de la guarnición, siguieron avanzando.

Cuando llegaron casi a la puerta de Palacio, el Gral. Villar sacó una pequeña pistola "Bulldog" y apuntándoles con ella, ordenó secamente: —¡Hagan alto! Después se volvió a los encargados de las ametralladoras y les indicó en voz baja que apuntaran Los artilleros hicieron girar los cañones de sus máquinas de guerra hacia la masa compacta que formaban aspirantes y curiosos. Sucedió un momento de confusión. Creíase escuchar inmediatamente la voz de “fuego” y el trinar de las ametralladoras. Afortunadamente nada ocurrió.


El Capitán de la guardia de Palacio hizo notar al Gral. Villar que las ú1timas hileras del 1er. Regimiento serían acribilladas a la vez que los Aspirantes, sí hacía fuego, y la observación heló la tremenda orden en los labios del Comandante Militar de la Plaza. Los valientes muchachos de la Escuela de Tlalpan se retiraron, paso a paso y la muchedumbre retrocedió con ellos, un Capitán que se hallaba detrás del Gral. Villar les gritó que no corrieran, y contagiado por la conducta de su superior, un artillero, soldado raso, gritó también: —¡No corran! El sargento que servía la ametralladora se volvió entonces airado hacia el intruso y le dijo con toda rudeza: —¡Cállese! A usted que le importa!

Algunos aspirantes habían ido en tanto a poner en conocimiento del Sr. Gral. Reyes lo que pasaba frente a Palacio, suplicándole que no avanzara. —No vaya Ud., mi General, le dijo uno de ellos. Ahí está el General Villar y ha dado orden de hacer fuego. El divisionario sonrió con incredulidad y par toda contestación dijo a los Aspirantes: —Lauro es amigo...... Después repitió dos veces estas palabras, probablemente con la intención de disipar con ellas las últimas dudas que los cadetes pudieron abrigar acerca de las intenciones del Gral. Villar. No era además, el Gral. Reyes, hombre a quien arredrara la actitud equívoca de las tropas y, sea confianza en el viejo amigo, sea que se dejara llevar por uno de esos arranques de audacia de que está cruzada, como por vivísimos relámpagos, su vida militar, avanzó con una pequeña columna, acompañado de su leal partidario el Dr. Samuel Espinosa de los Monteros y algunas otras personas que se le habían incorporado.


Los Federales lo dejaron avanzar, y cuando se encontraba cerca de la puerta principal, se rompió el fuego, trabándose el espantoso combate que sembró de heridos y cadáveres el anchuroso espacio ocupado por la Plaza de la Constitución. El señor General Reyes fue alcanzado par varios proyectiles y cayó del caballo. Su estado no era grave y so hubiera quizás salvado sin la criminal intervención de un individuo llamado Adolfo Baseó, que desempeñaba el cargo do intendente de Palacio. Este maderista se encontraba en la banqueta en los momentos de iniciarse el tiroteo, y al ver caer al divisionario, corrió violentamente y lo remató de un tiro de pistola.

Con el Gral. Reyes cayeron gravemente heridos el Dr. Espinosa de los Monteros, algunos Aspirantes y multitud de curiosos. Los cadetes que quedaron vivos contestaron el fuego, batiéndose en retirada y durante algunos minutos todo fue confusión y espanto. El aspecto de la Plaza después del tiroteo es indescriptible. Había regados en ella cerca de trescientos cadáveres, la mayor pares de personas totalmente ajenas al movimiento, y como quinientos heridos.






Mientras en Palacio se registraba la espantosa tragedia que hemos relatado, en Chapultepec se verificaban acontecimientos de sumo interés para el curso que después tomó la rebelión. El Sr. Madero no se desanimó por las malas noticias que recibía acerca del movimiento felicista. Resuelto a defender su puesto de Presidente de la República se dirigió violentamente al departamento ocupado por el Colegio Militar, y de acuerdo con el Teniente Coronel Víctor Hernández Covarruvias, director del plantel, armó a los cadetes y se internó con ellos por las calles de la ciudad, recogiendo al paso los pocos gendarmes que desorientados y temerosos vagaban en ese momentos por el Occidente de la Capital.

Al entrar la pequeña columna por la calle del 5 de Mayo se dejaron oír varias detonaciones, pasaron silbando algunas balas sobre las cabezas de los cadetes y el Sr. Madero retrocedió hacia la fotografía Daguerre, la histórica fotografía donde en otro tiempo fue lapidado el Sr. Gral. Reyes por las chusmas maderistas, y allí se le unieron el Sr. Gral. Huerta, el Sr. Gral, Garcia Peña, el Ministro Bonilla y poco después su hermano don Gustavo y el Vicepresidente Pino Suárez.

El Sr. Madero, con aquella fe ciega que siempre tuvo en su influjo sobre las turbas, salió al balcón y arengó a un centenar de individuos del pueblo, la mayor parte boleros y expendedores de periódico que se habían aglomerado frente al edificio.

Poco después llegó a la fotografía un oficial a participar al grupo presidencial que podía marchar sin peligro hasta Palacio y el señor Madero bajó a la calle, montó de nuevo en su caballo y tomando por la calle de San Francisco se encaminó a la Plaza de la Constitución, seguido por los Grales. Huerta y García Peña, los ministros Bonilla y Pino Suárez y un grupo de individuos del pueblo que halagando sus oídos con los desusados vítores de hace un año lo empujaban hacia la catástrofe, haciéndole esperar una reacción favorable que levantaría del todo el prestigio ya muerto.

Por la misma calle paso enseguida, solo, a pié, el Sr. Gustavo Madero...

Al separarse del Sr. Gral, Reyes la columna mandada por el Sr. Félix Díaz tomó por las calles de Lecumberri y el Apartado hasta Santo Domingo; continuó por las calles de Medinas y la Santa Veracruz hasta la segunda de Soto y siguió por Mina, Rosales, Bucareli hasta llegar al jardín Atenas, donde está un reloj público. El Sr. Gral. Díaz iba a caballo, vestía un traje gris obscuro, se cubría con un pequeño sombrero de fieltro y llevaba sobre el brazo un ramo de violetas. A su derecha marchaba el Sr Gral. Mondragón.

La columna, unos quinientos hombres más o menos, se componía de los siguientes elementos: Gendarmes Montados, Primer Regimiento de Caballería, Sección de Artillería, Voluntarios y Aspirantes. La fuerza iba muy animosa, lanzando vivas al Sr. Gral. Félix Díaz. Al detenerse en al jardín Atenas, el Jefe revolucionario manda pedir la Ciudadela y se le contestó en sentido negativo, disponiéndose los pocos defensores que había en la fortaleza a resistir. El Gral. Félix Díaz mandó entonces emplazar sus cañones y se rompió inmediatamente el fuego.

Durante diez minutos los disparos de la fusilería y de los cañones, nutridísimos, incesantes, atronaron los aires. Después dejose oír el toque de parlamento… Se dice que una granada bien dirigida mató a treinta de los defensores de la Ciudadela y que el resto, considerando inútil la resistencia dada la superioridad numérica de los asaltantes, resolvió entregar la posición. Los Grales. Díaz y Mondragón pasaron a conferenciar con el Gral. Dávila, Jefe de la guarnición, y una hora después las fuerzas sublevadas entraban a la Ciudadela y empezaban con la actividad requerida por las circunstancias los preparativos de defensa.

Durante la ausencia del Sr. Madero, el Sr. Gral. Huerta puso al Palacio en estado de defensa, colocando fuertes avanzadas en las boca calles cercanas para evitar que los felicistas pudieran acercarse. En la tarde los revolucionarios rompieron el fuego sobre la Cárcel de Belén, entablando con la guardia un tiroteo que duró poco menos de media hora. Muchos de los presos se escaparon en la confusión y otros fueron muertos por las balas que se cruzaban, al escaparse por las brechas que los cañones hablan abierto en los muros. La posición fue ocupada por los felicistas por considerarla de interés a causa de su proximidad a la Ciudadela.

A partir de este combate, gobiernistas y sublevados permanecieron en sus respectivas defensas, no registrándose nada digno de mención hasta el martes en la mañana que comenzó el ataque a la Ciudadela.

La decena Trágica en México, Datos verídicos tomados en el mismo teatro de los sucesos por un escritor metropolitano. Edición de “El Obrero”, León Gto., 1913.





LAS IMÁGENES.

Por mucho tiempo casi ha sido una norma en el mundo editorial el uso indiscriminado de las imágenes fotográficas, como mero relleno ilustrativo, y muchas veces nos preguntamos ilustrativo de qué, llegando a verdaderos absurdos. Como muestra un botón:


En el tomo 1 de la colección Grandes Batallas del Siglo Veinte, Editorial UTEHA 1982; la fotografía de Madero entrando en la plaza de la Constitución la mañana del 9 de febrero de 1913, se usa con el siguiente pie: El presidente Francisco Madero (a la izquierda, a caballo) hace su entra triunfal en México D. F., tras la caída de Porfirio Díaz. Con extrañesa vemos que en una publicación como 20/10 Memoria de las Revoluciones en México, en su número 2, septiembre-noviembre del 2008, en su artículo "Infancia y Revolución" de Vicente Quirarte; y en la misma publicación en el artículo de Héctor L. Zarauz López y Carlos Silva, La Revolución en la ciudad de México 1900-1920, se cometa exactamente el mismo error.

Por lo mismo, siguiendo la pauta que iniciara el historiador de la imagen revolucionaria Miguel Ángel Berumen, hemos seleccionado fotografías que sean complemento del texto y que genere una retroalimentación con él. Intencionalmente las he dejado sin notas para no distrae del texto y que fuera más clara su vinculación a él.

Del primer bloque de cuatro imágenes: Las podemos encontrar tanto impresas como fotografías, así como en postales, y con un rotulo o sin él. Conforman un grupo homogéneo por las características del rotulo, de estilo y de los acontecimientos. Por lo tanto se pueden asumir como una serie de un mismo autor, todas ellas se encuentran catalogadas como anónimas.

El rotulo en todas ellas muestra una distorsión en todo el trazo por un temblor constante; para ello doy una explicación e hipótesis: el fotógrafo estaba presente en la Plaza de la Constitución a las 9 de la mañana cuando el grupo felicista hace su ingreso, se colocó entre las tropas federales desplegadas frente a Palacio Nacional y los insurrectos, en la última postal el rotulo dice: “Federales defendiendo Palacio Rompiendo fuego”. No se trata de un mero título, en la fila de tropas más cercanas a la puerta Mariana se ven claramente las nubes de humo de las detonaciones.

Estar en esa posición necesitó de valor, y a cualquiera le hubiera alterado los nervios, por decir lo menos. Sí el fotógrafo revelo e imprimió sus imágenes cuando su estado de ánimo estaba todavía alterado por los dramáticos hechos, seguramente le hubiera fallado el pulso. De ser cierta esta hipótesis, inmediatamente terminado el tiroteo el fotógrafo corrió a revelar e imprimir sus negativos.

Que aparezcan versiones con rotulo y sin rotulo, no siempre es resultado del pirateaje, dada la necesidad de imprimir por contacto, uno por uno los positivos, imprimir un ciento llevaría horas, y era costumbre para los grandes productores sacar copias de los negativos para agilizar el proceso, y la rotulación no siempre se repetía, o no de la misma forma.

¿Quién pudo ser el fotógrafo?

Como hipótesis también, se las acredito a Aurelio Escobar Castellanos. A. Escobar, a parte del material registrado como H. J. Gutiérrez, produjo postales durante la Decena Trágica rotuladas con letra Palmer, y aunque las muestras se desfiguran por el temblor del pulso, aun así comparten características comunes a las de A. Escobar, como la forma de las capitales, tamaño, trayecto del renglón, ángulo de inclinación, etc.

El segundo bloque como el anterior consta de postales y fotografías, rotuladas y sin rotular; dos acreditadas a Osuna una a Miret y la otra anónima (a veces atribuída a Hugo Brehme), en realidad todas las podemos atribuir a Osuna y también forman una serie homogénea. Después del enfrentamiento entre federales y felicistas, los curiosos inundan la plaza recorriendo la espantosa escena de cadáveres humanos y de equinos. De estas fotografías y de otras correspondientes al grupo, deducimos que al retirarse los felicistas combatiendo, el tiroteo se continuó hasta la Alameda Central, sembrando de cuerpos inertes todo el trayecto.

Llegamos al tercer bloque una postal anónima, una pirata, y dos fotografías de Manuel Ramos, y como pueden suponer en realidad todas acreditables a Ramos de una misma serie. Como sí se tratara de relevos, después de Escobar llega Osuna y al retirarse este le toca su turno a Ramos. Manuel Ramos capta las escenas de la llegada de la cruz Blanca y socorristas, y la remoción de heridos y muertos.

Mientras esto sucede al interior de Palacio Nacional es retratado el cuerpo inerte del General Reyes, la fotografía esta firmada por las letras TM, Miguel Ángel Morales ha identificado las iniciales como representativas de la mancuerna Samuel Tinoco y Eduardo Melhado.

Los sucesos se desarrollan rápidamente y en un amplio espacio físico, los fotógrafos corren a sus estudios, los ayudantes van de un lado a otro, hay que decidir a donde y cuando. Otro grupo de fotógrafos sale al encuentro del señor Madero y lo alcanzan en su refugio en el local de la fotografía Daguerre, Av Juárez nº 4.

La Casa fotográfica Daguerre, toma su nombre del pionero francés de la fotografía: Louis-Jacques-Mandé Daguerre, quien junto con Joseph-Nicéphore Niépce son los inventores de la fotografía. El dueño de la Casa fotográfica era José Martínez Castaño. En cuanto a Daguerre es muy reducido el material que se le acredita durante la Decena Trágica, inclusive la fotografía donde aparece el señor presidente Francisco I. Madero entre otros asomándose de un balcón del local de la fotografía Daguerre, no es atribuida a Daguerre, o tendríamos que decir: José Martínez Castaño; sino recientemente se le acredita a Gerónimo Hernández. Agustín Martínez mantenía otra fotografía Daguerre en la calle de Naranjo, seguramente pariente del anterior.

Las demás tomas del cuarto bloque corresponde nuevamente a Osuna, mostrando a Solón Argüello entre el grupo de presentes en la acera de la fotografía Daguerre; y la llegada de Madero al Zócalo y Palacio Nacional. José Juan Tablada en su diario relata la llegada de Madero a Palacio a las 11:30 am., aunque las sombras más bien sugieren antes de las once. En este momento a parte de Osuna y Gerónimo Hernández, también se sumo A. V. Casasola y algunos otros que aparecen retratados por ellos.

Quinto bloque, las cuatro fotografías se acreditan a Hugo Brehme. Nuevamente José Juan Tablada, nos informa que a las 3:30 pm., tras un segundo intento el General Félix Díaz entra en la Ciudadela. Sabiendo que transcurrió una hora de parlamento antes de la entrada y que el cañoneo fue de uno 15 minutos, este debió ser alrededor de la 1 pm.

H. Brehme llega a la Ciudadela antes de las once, en la primera toma, vemos felicistas y socorristas en una actitud bastante pacifica, seguramente mientras el Gral. Díaz solicitaba la rendición por primera vez; la columna del Gral. Díaz llega a su objetivo mientras o después del tiroteo en el Zócalo. La segunda fotografía es posterior al cañoneo y la rendición, en la azotea de la Ciudadela en su fachada norte se agrupan los militares recién caídos en combate, las sombras son aproximadamente de las 3:30 pm.

No todos los felicistas se encierran en la Ciudadela y la Caballería espera en las afueras, una buena pregunta es saber donde la colocaron. La última toma es anterior al cañoneo del penal de Belén, alrededor de las 5 pm. La batería se coloca en la esquina de Balderas y Arcos de Belén, en el depósito de municiones se ven 9 huecos, mismo número de municiones acomodadas sobre el suelo, no se ha disparado todavía.

Sexto bloque: fotografías también anteriores al cañoneo de Belén, la primera de Garduño, muestra dos baterías de artillería frente al jardín Morelos, en la segunda fotografía de Ramos, los felicistas posan en un cañón sobre la entrada central de la fachada sur. Tercera fotografía probablemente de Brehme, retrata el botín de artillería capturado por los felicistas al interior de la Ciudadela, aunado a la artillería original de los sublevados les daba una ventaja numérica y cualitativa. La última imagen también de Garduño, muestra la raquítica defensa de Palacio Nacional, la artillería gubernamental necesitaba reforzarse...

Recordemos que Aurelio Escobar probablemente va esa tarde a la Ciudadela donde hace tomas elevadas del edifico (La cámara anónima), y Agustín V. Casasola lo retratan en la bocacalle de Balderas y San Antonio (Reflex o View).

Exceptuando a Aurelio Escobar, todos los mencionados son colaboradores de la Agencia fotográfica Casasola, y parecen desarrollar un trabajo consensuado durante la mayor parte del día, en la tarde con la tensa calma de la espera cada uno busca sus acercamientos de manera independiente.

Para el discurso gráfico no use todo el material disponible que se puede ubicar en el día 9 de febrero, pero sí todo aquello que ejemplifica secuencias diferentes, la tendencia indica un esfuerzo por cubrir todos los ángulos posibles de los acontecimientos, y no sería ninguna sorpresa encontrar material ilustrando detalles que aquí no hemos mostrado.

Otro detalle de acotar es la eficiencia de los servicios de socorro durante el primer día de la Decena Trágica.

También se puede leer:

Shrapnel.
El horror. Cremación de cuerpos en la vía pública.
La Decena Trágica. Antecedentes. La "H. J,. Gutiérrez" previo a la decena.
La Decena Trágica. Los fotógrafos.
La Decena trágica. La cámara anónima.
La Decena Trágica. La competencia.
La Decena Trágica. Gutiérrez-Retes.
La Decena Trágica. Tarjetas conmemorativas I. Serie editada por la American Book & Printing Co.
Decena Trágica. Daguerre o Escobar.
Decena Trágica. H. J. Gutiérrez. Serie de 63 fotografías.
"H. J. Gutiérrez", la Decena Trágica. Análisis de la serie fotográfica de la "H. J. Gutiérrez".

LOS HECHOS:

Domingo 9
Santiago Tlaltelolco.
Lunes 10
Martes 11
Miércoles 12
Jueves 13
Viernes 14
Sábado 15
Domingo 16
Lunes 17
Martes 18
Miércoles 19
Jueves 20

La Decena Trágica.


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El hambre nos asediaba materialmente, porque aunque con mucho peligro se podía caminar por las calles que corren de norte a sur, en la colonia Juárez no había comercio de ninguna clase y estábamos atenidos a lo que con igual peligro podían llevarnos las soldaderas que entraban y salían en aquella zona.”

“... no sólo era continuo fuego de fusil y ametralladoras que lanzaba la Ciudadela barriendo completamente las calles de Lucerna, Prim, Atenas y Paseo de la Reforma por la Avenida Morelos, sino que estaba aumentando porque había varios individuos aislados, ocultos en las casas de la colonia Juárez que hacía tiro de fusil impunemente, sobre las personas que se aventuraban a transitar creyéndose al abrigo de los fuegos de la Ciudadela, por calles que corrían de norte a sur.”

Capitán Anaya. Fondo Alberto Salinas Carranza de los Acervos Históricos.

Los acontecimientos involucraron una vasta zona de la ciudad, cuya delimitación y estudio, en términos de daño físico y social, aún está pendiente. Respecto del centro histórico, Ignacio Solares asienta: “Vimos que el Zócalo estaba rodeado de soldados con carabina en mano, lo mismo en los altos del Palacio Nacional, en la Catedral y sus altos campanarios y las azoteas de las casas cercanas. Nos fuimos y abordamos el tren eléctrico y un momento más tarde oímos fuertes tiroteos y los disparos de los cañones... el Zócalo se llenó de muertos y heridos. En los diez días que duró la lucha hubo muchas pérdidas de vidas en el ejército y en el público. Grandes edificios fueron derribados por las balas de los cañones. En los días que duró, el público no podía salir a ningún lado para arreglar sus asuntos domésticos, sólo podía hacerlo en las dos horas diarias que daban los combatientes como horas de descanso. Un día... vimos los montones de muertos que estaban listos para quemarlos con gasolina”.

Solares, Ignacio. Madero, el otro. México, Joaquín Mortiz, 1989, p. 177

Mientras llegan a México vientos de revolución y el padre Rafael debe salir de Zamora (Michoacan), acosada por los diversos ejércitos revolucionarios. Entonces comienza a ejercitar su ministerio sacerdotal en forma clandestina. En este período se distingue por su arrojo para arrostrar los más graves peligros con tal de atender espiritualmente a los moribundos y a los enfermos. De modo especial muestra su valor y su caridad pastoral en la asistencia a los moribundos en la decena trágica. Rafael Guízar Valencia tras una vida de servicio pastoral y humanitario es beatificado por S. S. Juan Pablo II el 29 de enero de 1995 en la Basílica de San Pedro. El pasado 28 de abril de 2006 el Santo Padre Benedicto XVI ordenó que se promulgara el Decreto «super miraculo » para proceder a la canonización. Es el primer obispo de Latinoamérica canonizado.

Vatican News Services.

Desde la caída a manos de los conquistadores Españoles y Tlaxcaltecas la ciudad de México Tenochtitlan no había visto tanta destrucción y muerte, solo una vez más bajo la mano de la naturaleza hemos visto, oído y olido la desolación, el 19 de septiembre de 1985.



LA DECENA TRÁGICA.
Febrero de 1913



LOS FOTÓGRAFOS:

La Decena Trágica, Antecedentes.
Aurelio Escobar C., previo a la Decena Trágica.
La Decena Trágica, Los Fotógrafos.
La Decena Trágica, La cámara anónima.
La Decena Trágica, La Competencia.
La Decena Trágica, Gutiérrez-Retes.
La Decena Trágica, Tarjetas conmemorativas I.
Am. B. & P. Co.
Decena Trágica. Daguerre o Escobar.
Decena Trágica. H. J. Gutiérrez.
La serie fotográfica creada por la agencia fotográfica "H. J. Gutiérrez. Foto."
"H. J. Gutiérrez", la Decena Trágica.
Análisis de la serie fotográfica creada por la agencia fotográfica "H. J. Gutiérrez. Foto."

ANÁLISIS

Shrapnel.
La destrucción en función del tipo de munición usada.
El horror...
La cremación de cadáveres en la vía pública.

LOS HECHOS:

Domingo 9
Santiago Tlaltelolco.
Lunes 10
Martes 11
Miércoles 12
Jueves 13
Viernes 14
Sábado 15
Domingo 16
Lunes 17
Martes 18
Miércoles 19
Jueves 20

Presentacíon.


Publicado por Arturo Guevara Escobar

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H. J. Gutiérrez, fue el nombre con que se registraron en la Propiedad Artística y Literaria, los derechos de autor sobre un grupo de fotografías en el México de principios del siglo XX. Algunas de ellas acreditables a Heliodoro J. Gutiérrez, otras no.

A quienes tenemos que agradecer por su trabajo y dedicación al legarnos una herencia visual, es al equipo de fotógrafos, retocadores, laboratoristas y demás integrantes de la "Fotografía The Chicago Photo Studio H. J. Gutiérrez".

Titulo correcto del establecimiento comercial que las publicó. Fundado por Heliodoro Juan Gutiérrez Escobar (H. J. Gutiérrez), donde es relevante la participación de Aurelio Escobar Castellanos, sobre todo durante el periodo de la Revolución Mexicana.